1. Recibir tirones en el cuello
Si bien durante muchos años habíamos aprendido que una buena forma de corregir a los perros era tirándolos del collar o usando un collar de ahorque para que el castigo fuera más fuerte, hoy en día sabemos que eso NO es necesario y lejos de ayudar, empeora las cosas. Cada vez que tiras a tu perro del cuello él se estresa (a nadie le gusta que le tiren del cuello y mucho menos que lo ahorquen). Cuando un mamífero se estrena, el proceso de aprendizaje se ve afectado, la disposición para aprender disminuye y además lo que sea que aprenda en ese momento lo estará relacionando con una una emoción negativa.
2. No poder saludar relajadamente a otro perro
Cuando vamos paseando en la calle con nuestro perro y lo llevamos con la correa puesta, es muy común que al ver que otro perro se acerca,tiremos y tensemos la correa y evitemos que nuestro perro se acerque propiamente al otro can. Esto es un terrible error. Los perros se estresan muchísimo cuando se sienten atrapados y un perro con correa sabe que está sujeto y si además la correa está atada a un collar y ésta se tensa, el perro se estresará mucho más al tener un encuentro con otro perro en estas condiciones. Lo ideal es que cuando dos perros se encuentren, las correas estén flojas y sin tensión. Esto evitará que los perros empiecen a aprender que “ver perros” es cuestión de estrés, que “ver perros” es malo y que cada que ve un perro su dueño se pone nervioso y el recibe tirones. ¡Relájate y tu perro también se relajará!
3. Vivir con muchos perros
Los perros son mamíferos sociales igual que nosotros y disfrutan la compañía y la vida en familia, pero ¿imaginas estar con tus hermanos todo el tiempo todos los días compartiéndolo todo? Te desesperarías ¿cierto? Todos necesitamos tener de vez en cuando, un momento a solas, privado y relajado. Si tienes más de un perro en casa, procura que cada uno de ellos tenga momentos a solas. Puedes establecer paseos individuales algunos días de la semana o darles un hueso de carnaza y dejar que lo disfruten apartados de los demás.
4. Recibir abrazos de extraños y palmadas en la cabeza
Una cosa es que tu perro disfrute que tu lo abraces y lo acaricies, y otra muy diferente es que lleguen visitas e intenten hacer lo que tú haces. Los perros reconocen la intimidad y los espacios que sólo son para ellos y sus personas favoritas. El hecho de que un extraño abrace a un perro puede provocar altos niveles de estrés en el Super Cachorro y desencadenar conductas agresivas en él.
5. Mirar por el balcón, la ventana o la reja todo el día
Los humanos solemos pensar que es una buena idea que nuestros perros nos esperen en un espacio donde tengan “vista hacia la calle”, pero en el mundo canino eso en realidad es un desastre. Un perro que puede ver a través de la ventana, la reja o el balcón se estresará muchísimo. ¿Por qué? Muy sencillo, él querrá tener contacto con todo lo que llame su atención allá afuera y por obvias razones ¡no podrá! por lo tanto sólo le quedará la frustración de no poder ir a corretear al camión de la basura, saludar al perro que acaba de pasar, olfatear las mochilas de los niños que salieron de la escuela, olfatear al otro perro que acaba de pasar, perseguir al gato o a la ardilla, en fin. Es mucho mejor dejar a tu perro relajado dentro de casa: cierra las cortinas y pon música clásica o relajada ;)
6. Pasear con una correa corta
Imagínate que eres un perro y vives en un mundo de humanos, pasas prácticamente 23 horas al día dentro de una casa y el único momento que tienes para explorar el mundo allá afuera es cuando tu persona decide llevarte a pasear. Ahora imagínate que durante ese preciado momento, llevas puesta una correa de menos de dos metros y la persona que te pasea además quiere que vayas caminando junto a ella. ¿No te parece absurdo? Pues a los perros si. El nivel de estrés que genera en un perro la falta de libertad es enorme. Una correa de menos de dos metros impedirá que tu perro pueda avanzar y retroceder a su ritmo en el paseo, no podrá explorar como requiere ni olfatear a gusto ni saludar a otros perros relajadamente porque la correa casi todo el tiempo ira ¡tensa!.
7. No tener acceso al interior del hogar
Dentro del hogar está su familia, dentro del hogar sucede todo: se ríen, lloran, cocinan, duermen, ven televisión, reciben visitas, etc… y ¿yo no puedo entrar? – Algo muy frustrante para cualquier perro.
8. Pasar muchas horas al día solo
Los perros no están biológicamente adaptados para vivir en soledad. Más de 5 horas al día es demasiado tiempo para que un perro se quede solo. Si tu perro pasa más de 5 horas al día solo en casa te sugerimos pensar en las siguientes opciones: llevarlo a una guardería para perros donde juegue, socialice y tenga tiempo libre, por lo menos 3 veces a la semana; pídele a un familiar que cuide a tu perro mientras tú no estás en casa; contrata a alguien que pasee con amor y paciencia a tu perro para que tenga paseos recreativos diarios. Puedes combinar esas tres opciones.
9. Comer sólo croquetas
Si, si, si… sabemos que este es un tema polémico, toda la vida nos han dicho que los perros sólo deben comer croquetas, pero ¿qué crees? ¡No es cierto! ¿Te imaginas comer todos los días espaguetti seco? Los perros también se aburren y llegan a odiar las croquetas. Les estresa ver que hay tanta comida y no pueden tener acceso a ella. No debemos darles pan, dulces y muchas cosas que nosotros comemos y que a ellos les hacen daño, pero si podemos enriquecer su dieta con comida fresca y natural.
10. Niños gritando, corriendo y llorando
Los sonidos estridentes, agudos y muchas veces angustiantes que emiten los niños pequeños pueden poner a un perro al borde de un ataque de nervios. Así mismo, también suelen estresarse con los movimientos erráticos de los niños y la manera tan brusca que tienen para relacionarse.
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