En la actualidad sabemos que los animales de compañía por excelencia, perros y gatos, son susceptibles frente a numerosas enfermedades que también podemos observar en el ser humano. Afortunadamente, este conocimiento cada vez mayor se debe también a una medicina veterinaria que se ha desarrollado, evolucionado y cuenta en este momento con múltiples medios de diagnóstico y tratamiento.
Los estudios realizados acerca de la incidencia de tumores en perros consideran de forma aproximada que 1 de cada 4 perros desarrollará algún tipo de cáncer a lo largo de su vida, por lo tanto, estamos ante una patología que debe conocerse para así poderla advertir y tratar con la mayor prontitud posible.
El cáncer de hueso en perros
El cáncer de hueso en perros se conoce también como osteosarcoma, se trata de un tipo de tumoración maligna que si bien puede afectar a cualquier parte del tejido óseo se detecta principalmente en las siguientes estructuras:
- Región distal del radio
- Región proximal del húmero
- Región distal del fémur
El osteosarcoma afecta principalmente a perros de razas grandes y gigantes que se encuentran en una edad media o avanzada, los perros rottweiller, san bernardo, pastor alemán y galgo son especialmente susceptibles frente a esta patología.
Como cualquier otro tipo de cáncer en perros, el osteosarcoma se caracteriza por una reproducción anormal de las células. De hecho,una de las principales características del cáncer de huesos es la rápida migración o metástasis de las células cancerígenas a través del torrente sanguíneo.
El cáncer de huesos suele causar metástasis en el tejido pulmonar, en cambio, es extraño que las células cancerígenas se encuentren en el tejido óseo como resultado de la metástasis de un cáncer anterior.
Síntomas del cáncer de hueso en perros
Los síntomas más predominantes en el osteosarcoma canino son el dolor y la pérdida de movilidad. Posteriormente la exploración física revelará una sintomatología más amplia pero principalmente centrada a nivel osteoarticular:
- Inflamación
- Dolor
- Cojera
- Hemorragia nasal
- Signos neurológicos
- Exoftalmia (globos oculares muy proyectados hacia afuera)
No todos los síntomas tienen por qué estar presentes, ya que los más específicos, como aquellos neurológicos, sólo se producen dependiendo del área esquelética afectada.
En muchas ocasiones la sospecha de fractura retrasa el diagnóstico de osteosarcoma retrasando la implantación del tratamiento adecuado.
Diagnóstico del cáncer de hueso en perros
El diagnóstico del osteosarcoma canino se realiza principalmente a través de dos pruebas.
La primera se trata de un diagnóstico por imagen. El perro es sometido a una radiografía de la zona sintomática, en los casos de cáncer de hueso se observará que el tejido óseo afectado muestra zonas con destrucción ósea y otras con proliferación, siguiendo un determinado patrón típico de esta tumoración maligna.
Si la radiografía hace sospechar de un osteosarcoma, el diagnóstico finalmente deberá confirmarse a través de una citología o estudio de las células. Para ello en primer lugar debe realizarse una biopsia o extracción del tejido, la mejor técnica para obtener esta muestra es la aspiración con aguja fina, ya que resulta indolora y no requiere de sedación.
Posteriormente la muestra será estudiada al microscopio para averiguar la naturaleza de las células y determinar si éstas son cancerígenas y típicas del osteosarcoma.
Tratamiento del cáncer de hueso en perros
En la actualidad el tratamiento de primera línea es la amputación del miembro afectado con quimioterapia coadyuvante, no obstante, no se debe confundir el tratamiento del osteosarcoma canino con la recuperación de esta enfermedad.
Si únicamente se realiza la amputación del miembro afectado la supervivencia es de 3 a 4 meses, en cambio, si se realiza la amputación junto con el tratamiento quimioterápico la supervivencia asciende a los 12-18 meses, pero en ningún caso la esperanza de vida es similar a la de un perro sano.
Algunas clínicas veterinarias empiezan a descartar la amputación y sustituirla por una técnica de injerto, donde se extirpa el tejido óseo afectado pero el hueso se reemplaza por el tejido óseo de un cadáver, no obstante, es necesaria igualmente la complementación con quimioterapia y la esperanza de vida tras la intervención es similar a las cifras que hemos expuesto anteriormente.
Obviamente el pronóstico dependerá de cada caso en concreto, teniendo en cuenta la edad del perro, la prontitud del diagnóstico y la posible existencia de metástasis.
Tratamiento paliativo y complementario
En cada caso en concreto se deberá valorar el tipo de tratamiento, esta valoración debe estar asesorada por el veterinario pero siempre teniendo en cuenta también el deseo de los propietarios.
En ocasiones, ante perros mayores cuya calidad de vida no se va a ver mejorada tras la intervención, la mejor opción es optar por un tratamiento paliativo, es decir, un tratamiento que no tenga como objeto la erradicación del cáncer sino el alivio de los síntomas.
En cualquier caso, ante una patología caracterizada por un gran dolor, el tratamiento del mismo debe tenerse muy presente durante el tratamiento. Para ello, pueden emplearse terapias alternativas como es el caso de la homeopatía para perros con cáncer.
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