Si tu perro se ha vuelto muy delgado, tendrás que aprender las formas apropiadas de “engordarlo”. La clave para engordar a un perro es alimentarlo con porciones pequeñas y con frecuencia, darle suplementos para corregir cualquier insuficiencia dietética y asegurarte de que lo hayan desparasitado adecuadamente.
Sin embargo, si tu
perro tiene poco apetito, la pérdida de peso no tiene explicación, tiene
diarrea o parece estar mal de alguna forma, siempre haz que un veterinario lo
revise.
Sin importar la causa,
es importante mantener el peso de tu perro en un rango saludable, ya que esto
ayudará a garantizar que se desarrolle y que tenga una vida larga.
Determinar la causa de la pérdida de
peso de tu perro
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Determina si hay una razón lógica por la que tu perro tiene un peso bajo. Si sabes por qué
tu perro tiene un peso bajo, como en el caso de una perra que recientemente
parió a una camada de cachorros golosos y fuertes, o de un perro rescatado que
fue maltratado, entonces engordarlo será algo simple.
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Asegúrate de supervisar al perro con peso bajo para que puedas detectar
cualquier problema que podría ser fácil de resolver. Por ejemplo, si tienes
varios perros, la respuesta puede ser tan simple como que los otros perros
están tomando la comida del perro con peso bajo.
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Evalúa la salud general de tu perro. Todos los tipos de enfermedades
pueden interferir con la capacidad del cuerpo para procesar la comida y
aprovechar sus nutrientes, lo que provoca una pérdida de peso. Si este es el
caso, lo más seguro es que el perro mostrará algunos signos incluidos la pérdida
del apetito, el aumento de sed, la pérdida de energía, vómitos, diarrea o un
cambio en la forma de su cuerpo.
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Las condiciones que pueden causar una pérdida de peso incluyen falta de
enzimas pancreáticas, diabetes mellitus, enfermedad hepática, enfermedad renal,
cáncer y enfermedad inflamatoria intestinal.
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Nuevamente, si notas alguno de estos síntomas, lo mejor es acudir a un
veterinario.
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Haz que un veterinario
revise a tu perro. Si sospechas que tu perro está enfermo o si notas una pérdida de peso
sin explicación, lo mejor es consultar con un veterinario. Si de repente tu
perro tiene poco apetito sin motivo aparente, lo mejor también es consultar con
un profesional antes de que el problema se salga de control. Cuando el
veterinario te indique que no hay ningún problema y sepas que solo tienes a un
perro quisquilloso, contarás con una variedad de estrategias que pueden
ayudarte a mejorar su apetito.
Ajustar la cantidad de calorías que le
das a tu perro
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Compara el peso real de tu perro con el peso ideal de su raza. Es fácil pensar
que un perro tiene peso bajo, cuando en realidad podría ser un poco menos
pesado que un perro obeso de la misma raza que conozcas. Quizás tu perro está
bien, ¡pero es el otro perro el que está demasiado gordo!
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Revisa los ingredientes en el empaque de la comida para saber si son
adecuados para el peso ideal de tu perro. En el caso de los perros delgados,
pero tienen mucha energía y producen heces sólidas, el primer paso es revisar
que estén recibiendo suficientes calorías por comida. Un perro puede perder
peso debido a que usa más calorías de las que consume. Esto puede ser sencillo,
como cuando el perro no consume suficiente comida. Si este es el caso, será de
utilidad aumentar el tamaño de su porción.
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La forma más simple de hacerlo es comparar el peso ideal de tu perro con la
porción de comida recomendada en el empaque de la comida.
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Si tu perro pertenece a una raza específica, en Internet encontrarás mucha
información sobre el peso ideal de esa raza. Elige el peso que deseas para tu
perro, en lugar de colocar el peso que tiene en ese momento. Por ejemplo, si
tienes un labrador macho, un peso de tamaño promedio debe pesar hasta 40 kg.
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Compara lo que le dabas de comer a tu perro con la cantidad de comida
recomendada. Mide una porción habitual de la ración diaria de tu perro basándote
en el peso. Toma nota del peso de la comida y compáralo con la cantidad
recomendada en el empaque de la comida.
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Es interesante señalar que algunas de estas recomendaciones en realidad
exceden en 25 % a lo que el perro necesita (suelen ofrecer una porción
generosa, en lugar de una escasa).
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Si vas a darle a tu labrador 400 g de croquetas al día y el empaque
recomienda darle 500 g al día, significa que estás alimentando a tu perro con
20 % menos calorías de las que se recomiendan, por lo que perderá peso.
Puedes rectificarlo fácilmente aumentando la cantidad de su ración diaria de
alimento.
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Decide en qué cantidad aumentarás la ración de comida de tu perro. Esta puede ser
una decisión difícil, ya que cada comida contiene cantidades diferentes de
calorías y el tamaño de los perros varía mucho. Como regla general, aumenta la
cantidad de comida por no más del 10 % de la cantidad original.
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Por lo tanto, si alimentabas a tu perro con 400 g al día, un 10 %
adicional agrega otros 40 g, los cuales dividirás en dos comidas, cada una con
cantidades adicionales de 20 g.
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Aliméntalo con esto por 2 o 3 días y verifica que el perro no tenga
diarrea. En este punto, puedes agregar otro 10 % y así sucesivamente.
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Aumenta de forma gradual la cantidad de comida que le das a tu perro. Darle mucha más
comida a tu perro de forma repentina perturbará el equilibrio de sus intestinos
y causará diarrea. Es mucho más seguro aumentar de forma gradual el tamaño de
la porción y supervisar al perro cuando vaya al baño para asegurarte de que
está adaptándose.
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Si la diferencia en la ración no es mucha, divide la cantidad adicional en
dos comidas. Si la diferencia es mucha, agregar una comida adicional (en lugar
de aumentar el tamaño de las comidas que ya le das) será mejor para el cuidado
de sus intestinos.
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Si al perro le da diarrea, perderá nutrientes valiosos y tus esfuerzos
serán en vano.
Cambiar la dieta de tu perro
1
Dale a tu perro alimentos ricos en vitamina B. El hígado es uno
de los alimentos más ricos en vitamina B12. Puedes darle a tu perro hígado
cocido de ternera o de pollo dos o tres veces a la semana, como un bocadillo
entre comidas.
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Por ejemplo, debes alimentar a un perro de 10 kg con 50 a 70 gramos de
hígado cocido.
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Los huevos también tienen un alto contenido de vitamina B12. Además,
contienen mucha vitamina A, riboflavina, folato, vitamina B12, hierro, selenio
y ácidos grasos. Dale a tu perro huevos crudos, agregando uno a su comida para
perro tres veces a la semana.
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Recuerda agregar estos alimentos de forma gradual, para que no le causen
malestar estomacal.
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Haz que tu perro empiece a consumir de forma gradual comida para perro con
alto valor energético. La comida para perro con alto valor energético tiene
un alto contenido de calorías y puede ser absorbida y asimilada por el cuerpo
con más facilidad. Esto evitará que el perro adelgace y luzca demacrado, y será
de ayuda para darle a tu perro delgado un peso adicional.
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Las buenas marcas incluyen a Science Diet High Energy ® de Hill’s y a
Veterinary Diet High Energy de Royal Canin.
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También puedes tratar de cambiar la comida de tu perro por una para
cachorros. La comida para cachorros contiene más calorías que la comida normal,
ya que está diseñada para saciar las necesidades elevadas de energía de los
cachorros en crecimiento. La desventaja es que la comida para cachorros suele
ser rica en calorías y puede causar malestar estomacal en algunos perros.
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Dásela de forma gradual, agregando una cucharada en la comida que le das
actualmente, y aumentando poco a poco la cantidad que le das en 4 o 5 días.
Observa las heces del perro y si presenta diarrea, deja de darle la nueva
comida.
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Cambia la comida húmeda por comida seca, o viceversa. Imagínate
comiendo la misma comida seca, el mismo cereal o la misma sopa día tras día,
probablemente te aburrirías de ello. Los perros pueden experimentar un
aburrimiento similar con su comida. En ocasiones, cambiar su comida enlatada
seca por una húmeda, o viceversa, será de ayuda y hará que tu perro empiece a
comer nuevamente.
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Sin embargo, ten en cuenta que los alimentos enlatados contienen muchas
menos calorías que la comida seca. Por el mismo volumen de croquetas secas, la
comida húmeda contiene solo un cuarto de la cantidad que estas aportan, así que
una pequeña croqueta seca equivale a mucha comida húmeda. Esto se debe a que la
comida húmeda está compuesta por un 60 a 80 % de agua; por lo tanto, a
pesar de ser más apetitosa, corres el riesgo de llenar el estómago del perro
con agua y darle calorías inadecuadas.
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Alimenta a tu perro con tus recetas caseras aprobadas por el
veterinario. Alimentar a tu perro con recetas caseras puede ofrecerle variedad a la
dieta de tu perro, lo que hará que esté más interesado en su comida.
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Aquí te brindamos una receta que pertenece a Founder's Veterinary Clinic,
ubicada en Brea, California. Esta receta es para un perro de 10 kg y puedes
dividirla en dos para un perro de 5 kg, o puedes duplicar la cantidad para un
perro de 20 kg. - La comida para perro
consiste en 100 gramos de pollo cocido sin piel, 1 taza de arroz integral
cocido, 1 taza de zanahorias, 1 cucharada de aceite vegetal y 1/4 de
cucharadita de sustituto de sal. Cocina todos estos ingredientes y mézclalos.
Garantizar la salud básica de tu perro
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Dale a tu perro suplementos de vitaminas. Las vitaminas B intervienen
principalmente en los sistemas enzimáticos que aumentan el apetito de tu perro
y en el metabolismo energético de las grasas, las proteínas y los
carbohidratos. En resumen, ellas facilitan la conversión de las fuentes de
energía como las grasas, las proteínas y los carbohidratos, brindándole a tu
mascota la energía que necesita para su crecimiento y su mantenimiento. El
exceso de energía provocado por el aumento del apetito y de consumo se
convertirá luego en grasas y evitará el catabolismo de los músculos, o su
desgaste.
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Las mejores vitaminas de complejo B incluyen Pet-Tabs® y LC-Vit®. Asegúrate
de seguir las instrucciones del paquete.
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En el caso de los cachorros, se recomienda el uso de multivitamínicos
líquidos como LC-Vit® (3 ml diarios).
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Otra opción es llevar a tu perro a un veterinario y hacer que le inyecten
vitaminas de complejo B, si no tienes tiempo para darle suplementos de
vitaminas a diario. El régimen consiste en una inyección, una vez a la semana
por cuatro semanas. Si el apetito del perro no ha mejorado al final de este
periodo, es probable que más inyecciones no sean beneficiosas.
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Desparasita a tu perro con un medicamento desparasitante. Es conveniente
desparasitar con frecuencia a tu perro, ya que los parásitos compiten por el
alimento en los intestinos de tu perro y causan malas condiciones corporales,
succionando silenciosamente los nutrientes de tu perro. De modo irónico, es
probable que un perro con una gran cantidad de parásitos tenga una barriga
prominente, pero los huesos de las costillas y las caderas pierden la cobertura
de grasa y lucen separados.
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Elige un desparasitador de espectro amplio que cubra a todos los tipos de
parásitos. El praziquantel (Canex®) es un buen ejemplo de un desparasitador de
espectro amplio.
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En el caso de los perros de tamaño mediano, puedes usar Canex® en una dosis
de 1 tableta por cada 10 kg de peso corporal. En los perros de tamaño grande,
puedes usar Canex ® en una dosis de 1 tableta por cada 20 kg de peso corporal.
Para los perros más pequeños, puedes darles la mitad de una tableta de Canex®
para perros de tamaño mediano.
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Si es la primera vez que vas a desparasitar a tu perro, puedes hacerlo tres
veces con un intervalo de dos semanas. A partir de la primera vez, puedes
desparasitarlo cada seis meses o hasta dejando un año.
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Dale a tu perro suplementos energéticos. Los perros que son activos, que
trabajan, dan de lactar, viajan con frecuencia o que están adaptándose a un
nuevo hogar suelen adelgazar y perder el apetito. A estos perros se les puede
dar suplementos energéticos que contienen carbohidratos y vitaminas fáciles de
absorber.
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Un buen ejemplo de suplemento energético es Nutri-Plus Gel®. Puedes darle a
tu perro 1 o 2 cucharaditas por cada 5 kg de su peso corporal o 10 cm (3,9
pulgadas) de gel al día (usando el aplicador de gel plástico o el dosificador
suministrado).
Advertencias
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Evita alimentar en exceso a tu perro. Lo perros que se vuelven obesos
suelen tener más problemas de salud.
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Si sigues estos pasos y aun así tu perro no aumenta de peso, llévalo de
inmediato a un veterinario para que lo revise.